Era un partido de cuatro puntos lo que se jugaba ayer en la Estacada. Fraga y Caspe saben a la perfección cual va a ser su sino esta temporada en la Tercera División Aragonesa, pelear, sufrir y buscar la salvación hasta la última jornada. Por este motivo, quizá ambos se mostraron mucho respeto, quizá excesivo. Ninguno se atrevió de buenas a primeras a dar ese paso adelante para ir en las busca de los puntos, sino que se guardaron las energías para los momentos más importantes.
Nada destacable de unos primeros 45 minutos perfectamente olvidables. Ni un solo disparo que llevarse a la boca, con un Caspe que presionaba con criterio a la zona de creación fragatina, a la que imposibilitaba la creación de jugadas de brillantez.
El juego discontinuo y las imprecisiones fueron la banda sonora de un choque que no encontraba el botón de arranque de ninguna de las maneras.
El doble cambio de Miguel Rubio que introdujo en el intermedio, con la entrada de Leo y Sow le dio un poco más de presencia ofensiva a los rojillos, pero costaba una enormidad llegar a la zona de auténtico peligro, en la que se juega el todo o no de los encuentros. Con los nervios cada vez más presentes, en una acción esporádica, los fragatinos iban a encontrar el premio, que Sow, protagonista estelar del segundo tiempo, fusilaba desde el borde del área.
El Caspe se volcó y hasta en dos ocasiones tuvo el 1-1, pero Marc, primero con el pie, y a posteriori, deteniendo, salvó los muebles de un Fraga que sacó mucho beneficio.